Una amiga, compañera de viajes aquí en sicilia, siempre dice que se irá a un pueblo abandonado a vivir, cuando arregle un par de cosas y haya visto un poco más de mundo, se irá allí donde, como le dice su padre, nadie quiere vivir.
Ella lo tiene claro y cuando la veo trotando por los montes disfrutando de observar y sentirse parte de la naturaleza siento que es su lugar y que realmente será feliz y libre viviendo completamente alejada de la ciudad.
Pero yo no sé si realmente quiero vivir tan asilada o no.
He pasado unos dias con ella en un pueblo en una islita (favignana) a una hora en aliscafo (barco lancha) de sicilia. Durante dos dias hubo marea y los barcos no salian. Todo el pueblo aislado, fisicamente no podias salir de la isla.
Cuatro dias bastaron para que me pareciese conocer a todos los de la isla, para que me resultasen familiares bastantes caras, para hablar, comer y cantar con desconocidos un dia tras otro las mismas caras, hasta que se convierten en conocidos.
No todos, porque solo fueron cuatro dias, pero en un mes seguro que ya me sabria la vida entera de casi todos los habitantes de la isla...
Y esto era muy agradable por un lado, sentir que con tanta facilidad estas integrado en un lugar con las gentes del lugar...
pero a la vez me causaba cierta inquietud...
En la ciudad es muy habitual que las personas no conozcan a sus propios vecinos, no ya de su barrio, sino de su propio edificio..
en la isla tus vecinos son sus habitantes isleños y no solo los conoces sino que tienen que ser tus amigos, si quieres tener amigos fisicamente cercanos.
Ellos mismos admitian que era cansado y que parte del año (aquellos que podian) tenian que vivir fuera de la isla, para conocer otras cosas y a otras personas...
Lo que unia a estas personas con las que pasé unos dias en su isla, era:
-el amor por la isla (su naturaleza, su montaña, su mar, su sol, su viento..)
-el deseo de una vida muy muy tranquila (la mayoria podian pasar varios meses en la isla sin trabajar)
-comer, beber, cantar y fumar
Esto es la vida social que habia. Cierto es que se trataba de dias de semana santa, pero al cuarto dia yo ya necesitaba otra acción que no fuera festera o contemplativa...
Y si queria realizar otra accion tendria que proponerla yo...y lo mismo me quedaba sola en mi propuesta.
En una ciudad esto no pasa. La cantidad de ofertas es tal que hasta pueden colapsarte. De todos los tipos, de todos lo gustos, para grupos de intereses diferentes...
Las personas de ciudad pueden tener y verse con grupos de amigos diferentes según intereses diferentes...tienen mayor posibilidad de elección, mayor campo de acción...
Pero a la vez mucha gente habla de la imposibilidad de disfrutar todas estas opciones porque las grandes ciudades suelen ser costosas y no te queda dinero ni tiempo para el ocio.
Al final una persona de ciudad puede sentirse más aislada que un isleño de favignana.
Con todos estos pensamientos en la cabeza he regresado a Palermo encantada de haber conocido otra forma de vivir, y convencida de que podria ser feliz viviendo unos años en esa isla, proponiendole muchas actividades nuevas a los isleños, y aprendiendo a ser lo más autosuficiente posible...pero si puedo elegir, elijo un sitio menos aislao...e igual de precioso que favignana. http://picasaweb.google.es/maria.javaloyes/LaIsla
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