Y es que ya es la segunda vez que me pasa lo mismo, no me cuesta nada relacionar este conflicto con el conflicto que tuvo el niño protagonista en el cuento de la "Luz Secreta", como a raíz de unas suposiciones nacidas grácias a un elemento externo, pero crecidas y enriquecidas por uno mismo pueden desembocar en un acto de rabia descontrolado, quizás os preguntéis ¿cómo evitarlo? o ¿cómo estar preparado para tal avalancha de emociones? eso mismo me pregunto yo....
Tras un análisis de los acontecimientos que desembocaron los conflictos uno se da rápidamente cuenta que por un conjunto de parámetros circunstanciales y emocionales uno se encuentra sumido en un torbellino de emociones el cual aumenta de manera descontrolada en una única dirección.
Por lo que puedo dilucidar en mi análisis existen elementos comunes siempre que sucede la rabia, que vienen a reducirse al sentimiento de una decepción por la actitud de un ser querido lo que hace que se incremente de manera casi instantánea incluso se recrudezca una férrea e inamovible postura sobre el tema en cuestión, parar esto es mas o menos fácil y de hecho, muchos en muchas ocasiones lo paramos tranquilamente, pero existe un atenuante muy importante que son las terceras personas, de todos es sabido que existe un incremento considerable en la rabia o impotencia de uno cuando uno tiene una afrenta y se encuentra envuelto en un grupo de personas de no total confianza, ya no discutimos de manera libre, pues estamos a expensas de juicios de terceros, y entonces me pregunto, ¿que clase de comportamiento estamos teniendo si depende de quien nos escuche?, un comportamiento parametrizado y por lo tanto y es triste decirlo, carente de toda libertad.
Retrocedamos en el texto hasta el punto "...nacidas grácias a un elemento externo...", he aquí uno más de lo elementos comunes, en mi caso el elemento externo es la opinión, parece que todas las opiniones valen, en cualquier momento y cualquier circunstáncia, da igual quien te la diga, como te la diga y donde te la diga. Es un tema complicado, por que aunque evidentemente todas las opiniones valen hay algunas que por las circunstacias atenuantes que la envuelven pueden herir, en mi caso para que me toque la moral una opinión es condición sin equanum que yo valore y respete por los motivos que sea a la persona que la da, no obstante y evidentemente existen otros condicionantes importantes para que se desencadene un episodio de rabia que pueden ser terceras personas o un tema importante personal (como la salud).
Vemos claro que existe entre nosotros una cierta dependencia emocional que de alguna manera nos liga a todos los seres humanos del planeta, sería muy triste restringir el número de personas cuyas opiniones nos afecten emocionalmente, e igualmente triste que nuestras opiniones nos cierren personas con las que tratar, yo no creo que no debamos opinar, es muy importante que todos demos nuestras opiniones, pero es vital para pacificar nuestra sociedad que aprendamos a opinar en el tono adecuado de la persona indicada, en el lugar adecuado y la forma adecuada.
Recibir opiniones también es un arte, evitar estar a la defensiva, no obcecarse, mantener la mente abierta, cuidar las formas, mantener la serenidad, aprender a no entrar en el juego de la provocación.
Ciertamente me da rabia jejejeje (espero no entrar en el torbellino) el aún no haber aprendido estas normas básicas de la comunicación, las se, las conozco, procuro aplicarlas en un porcentaje elevado de ocasiones, pero por lo visto, está que al 100% no he llegado.
Hay personas que de manera natural no entran en discusiones, ni diálogos... para mi o son personas verdaderamente inteligentes o que simplemente viven al margen de si mismas para no meterse en lios..... ¿Que triste no?
Un saludo José Enrique
Algunas veces no entramos en discusion por no generar un conflicto, pues los conflictos incomodan,
ResponderEliminarpero son necesarios y hechos con arte deben ayudar a crecer sin necesidad de hacer daño.
Probando comentario 2
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